Desde la capital provincial y rumbo al noroeste, San Luis, ofrece al turista dos opciones bien diferenciadas pero igualmente atractivas. La primera, más cercana y accesible, es el circuito recreativo preferido de los puntanos, que brinda al visitante la posibilidad no solo de admirar hermosos paisajes, sino de participar en diversas actividades sociales y deportivos.
A partir de la residencial zona de El Chorrillo hasta El Trapiche, la más tradicional villa veraniega se suceden lugares de particular encanto: valles surcados por quebradas, ríos y los lagos de los diques Cruz de Piedra, del Potrero de los Funes y de La Florida, magníficamente dotados para la práctica de la motonáutica, otros deportes acuáticos y por supuesto, para pescar.
Potrero de los Funes es un lugar turístico que se encuentra junto al embalse de aguas tranquilas y el Volcán, con su río sombreado, es punto de partida desde el camino serrano a El Durazno y Estancia Grande. El amplio lago de La Florida genera en sus márgenes un nuevo polo de desarrollo que agrupa clubes y campings; es una residencia de descanso y reserva de flora y fauna, todo lo necesario para constituir una completa villa turística.
La Florida es un lugar enmarcado por un paisaje agreste y una montaña más austera. Este circuito es una inmersión en el pasado: la Gruta de Intihuasi, donde, a la sombra del Sololasta, el hombre usó el fuego hace unos ocho mil años; la Carolina, donde la nostalgia del oro está presente en sus calles de casas de piedra que se recuestan en el Tomolasta y la vetusta capilla de Paso del Rey que memora los andares por tierra puntana del marqués de Sobremonte. Otros vestigios de la prehistoria son aún visibles en las enigmáticas pictografías de la cornisa de La Angostura, Casa de Piedra Pintada y Cañada Honda.
