La película fue filmada íntegramente en San Luis con más de 40 personas en escena.
Mercedes Farriols la presentó en el Festival de Cannes donde fue apreciada como una Obra de Arte pictórica. Del 13 al 22 de octubre, la película recorrió la provincia con invitación del Ministerio de Deportes y Culturas y el apoyo de la Municipalidad de Villa Mercedes.
Inside Outside fue disfrutada por un público que participó de una propuesta original. Fue un viaje a través de la propia historia.
—¿Qué sucedió en el recorrido de Inside Outside en ciudades de San Luis?
—Fue algo maravilloso. Después de Cannes, estuvimos pensando con el equipo y analizando qué representaban los comentarios y apreciaciones que nos daba el público de la película y para mí como artista, desde luego. Y surgió: “Sé parte de la experiencia”, que estrenamos en San Luis, el sábado 3 de octubre en el Hotel Internacional Potrero de los Funes”. Trabajamos mucho para llegar a este momento: la idea fue la de mimetizarnos con la peli y la peli, con cada uno de los espacios donde nos presentamos. Y todo fue casi mágico, con la presencia de los artistas y el público que fue parte de la experiencia.
—¿Por qué elegiste esta provincia?
—San Luis fue el lugar donde se gestó la mayor parte de la obra; es casi natural. Me sentí, al principio, excitada y tranquila a la vez. La primera vez que fui a San Luis en 2003 fue para actuar; en ese momento traía de Madrid mi obra Encarnación, la desopilante mujer golpeada, y ahora representé Sara, con algo muy desafiante. Por el 2003 también representé Mimu, mujer indígena, mujer urbana en New York y lo asocio bastante y no. Mimu… fue una performance donde el indio se enamora de la blanca, y tenía una sensación similar, hacía un desnudo total, y más que nada era el despojo absoluto. Acá no es un desnudo total pero sí el despojo, más que nada de la palabra. Así que… bueno, más que miedo, fue vértigo.
—Vértigo y placer en un lugar como Potrero de los Funes… ¿verdad?
—¡Si! Es un lugar de ensueño.Arrancar en Potrero de los Funes me inspiró: teníamos ideas con el equipo día a día. La presentación fue en el SUM vidriado; fue mi elección justamente por el exterior, inspirador, tan zen.
—¿Qué sentimientos guarda tu corazón al elegir cada una de las ciudades?
—Como te decía, Potrero de los Funes porque es un espacio angelado para mí, para lo que queríamos hacer, no sólo visionar una peli. Hoy ya no es un acontecimiento ver una película. Podés hacerlo en el living comiendo pizza, abrazados y sin zapatos o en pijamas. En cambio, el hecho de que alguien salga de la pantalla ya es un acontecimiento que en casa por ahora no se da. Y si sumamos la mística que tiene el lugar, tenemos todo completo, ¿no? El Hotel se entusiasmó, apoyó en todo y con todo fuimos con Inside Outside. Al hablar de Villa Mercedes, declaro que fue mi primer amor en San Luis; nos esperaron con toda la energía, el amor y la logística. La niña protagonista es de Mercedes, Josefina Frías, y será la única niña en la audiencia porque el evento es para mayores de 13. La música tuvo su final en la Casa de la Música, la Municipalidad organizó todo con dedicación y todo lujo de detalles; en fin, varias circunstancias conspiraron para ir allá. La Ciudad de la Punta fue la cuna de Inside Outside; allí se hizo la película con San Luis Cine. Yo hubiese querido ir también a Merlo, Carpintería, San Francisco, Carolina, pero en esta vuelta no nos dio el cronograma.
—¿Qué significa que esta obra haya sido apreciada de “arte pictórica y poética»? ¿En qué escenas se plasman dichos adjetivos?
—Si detenés Inside Outside fotograma por fotograma, hay un cuadro, otro cuadro, otro cuadro. Es así; así salió y es lo que hay. Una exposición de pintura en movimiento. En lugar de recorrerla cuadro por cuadro, la película te recorre, se te mete con la poesía extrema de una pintora que compone con su propia imagen y la naturaleza. Y con esa misma impunidad de espacio tiempo revienta la pantalla y se mete entre la audiencia.
—¿Por qué salió así?
—Es mi constante. Cuando pintaba de chica con Luisa Reisner, ella le decía a mi mamá: “Mechita hace obritas de teatro”. Cuando competía en gym artística, decían que bailaba; cuando bailaba en el San Martín, que hacía gym; cuando corría los 600 metros en Italia, decían que en la partida daba un paso de danza. Cuando canto, que actúo; cuando escribo novela, que es poesía, y cuando hago cine, que pinto. ¡Qué se yo! Yo no me etiqueto, soy una uniendo mis partes… como puedo.
—¿A qué otros lugares está llegando Inside Outside?
—Aceptaron un screening en Ventana Sur, el mercado de cine más grande de Latinoamérica; será el 5 de diciembre en Puerto Madero. La presenta un distribuidor español, que hoy mismo está mostrándola en el MIPCOM en Cannes, la feria audiovisual más grande de Occidente. También tenemos programado el Museo de Bellas Artes de Neuquén. Después de Ventana Sur, iré al ARtium de Vitoria, al Musac de León y, obvio a la India, mis fans del momento.
—¿Qué otros proyectos relacionados con extender la difusión de esta obra que sale de la pantalla a buscar al público?
—Creo que vivimos un momento muy confuso, como individuos más que nada, y esto trasunta lo planetario, el cosmos. Y aunque proponer una «experiencia» suene de la manera que le suene a cada ser: sí, no, qué dicen, yo no, no tengo tiempo, no me interesa, no, no, no, no. Todos los seres, sin corregirme las concordancias que son buscadas, desde luego, queremos tener «experiencias». La verdad es que quiero llevarla por todos lados. Y… hacer la experiencia…Y para que sea una experiencia, tiene que ser única e irrepetible cada vez, sin tiempo, sin espacio, como el Arte o el Amor. Sin miedo, sin protección, sin prejuicios, sin, sin, sin, sin. Y allí voy.
—¿Por qué terminás también la experiencia en Terrazas del Portezuelo?
—El año pasado, cuando estuve trabajando en la ULP, con un equipo humano increíble y logística de primera línea, que es fundamental siempre, me repito: me tocó crear con un equipo de 7 personas 111 películas con 506 niños, en un evento de la provincia en San Luis Digital, en Terrazas del Portezuelo. Y me dije: “Quiero estar acá, en este espacio, pero creando otro espacio”. Adoro los espacios grandes para las obras de Arte, me encanta el Guggenheim de Bilbao, ver un Kaiser y alejarme más y más porque el espacio es infinito. Esa sensación me da el lugar dedicado al Arte que tiene Terrazas del Portezuelo, todo vidriado, y el cerro atrás.
—Entonces, ¿cuál fue la sensación que te devolvió el público en el cierre de la gira?
—Quise que se generara esa sensación “única”. Hay gente que vio Inside Outside y dice: «Cuánto Turner!». Es que los cielos en los cerros, en Potrero, o la Carolina, donde filmamos tanto, son Turner a full. Yo no hice nada, están ahí. Yo sólo pinto un ratito con la cámara. Puro instrumento.
Patricia Ortiz
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