Las Sierras de San Luis son conocidas por los innumerables ríos y arroyos que corren por sus laderas y bañan el suelo puntano. En época estival los paisajes atraen por la quietud de los pueblos, sus verdes arboledas y los caminos de tierra.
Los ríos surcan pueblos y atraviesan los terrenos; algunos forman piletas naturales rodeadas de playas y balnearios que son visitados por los turistas que deciden acampar a la vera de un río cristalino cuyo lecho de piedras produce saltos de diversa intensidad.
Las sierras puntanas y el cordón serrano de los Comechingones son el centro desde donde parten los ríos de San Luis. Es fascinante ver como caen las aguas con la fuerza que caracteriza a su naturaleza en quebradas y peñascos. A su paso los saltos y cascadas de 50 metros de altura son la atracción de los viajeros que se detienen a darse un baño en sus piletas o a observar y fotografiar el fenómeno natural. Algunos saltos se encuentran a mil quinientos metros sobre el nivel del mar y están rodeados de una vegetación frondosa. Encontramos El Chispeadero, el Salto Escondido, el Salto del Tabaquillo, el Salto de la Negra Libre, el Salto de la Moneda y el Chorro de San Ignacio.
Los ríos puntanos son, en general, mansos o caudalosos. Los lugareños conocen los beneficios de un paseo en familia; una canasta con algunos alimentos y alguna bebida justifican un buen chapuzón, un recorrido por los balnearios o un buen descanso a la vera de un árbol. Los ríos y lagunas ofrecen serenidad silencio, descubrimiento y placer por el encuentro con uno mismo.
Patricia Ortiz