Más de 200 niños, pobladores y turistas, fueron testigos del regreso del cóndor andino al cielo de San Luis, un emotivo momento que se vivió en el majestuoso paisaje de San Francisco del Monte de Oro.
“Sumaj Quilla” (“Luna Buena” en Quechua) fue encontrado en mayo de 2015 con una profunda herida en su ala derecha y permaneció un año en rehabilitación en el Zoológico de Buenos Aires. “Fue un evento que los chicos disfrutaron y dimensionaron en su real amplitud”, indicó el jefe de la cartera medioambiental, Cristian Moleker, quien fue parte de la experiencia.
Durante 11 meses, cerca de mil kilómetros, , separaron a “Sumaj Quilla” de su hogar natural. Después de un año en rehabilitación en el Zoológico de Buenos Aires, el cóndor andino coronó su regreso al cielo de San Luis, en un verdadero marco de emoción y alegría. Cientos de chicos, pobladores y turistas, acompañaron la liberación de Sumaj, en una jornada que difícilmente podrán olvidar.
Eran las 12: 00 del 15 de abril y como si fuese un estreno de cine, los presentes se iban acomodando entre las piedras para apreciar la vuelta de Sumaj a su casa; San Francisco del Monte de Oro. En el marco de un clima de mucha expectativa y ansiedad, los equipos responsables de la rehabilitación del ave -Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción y Fundación Bioandina- abrieron la Canilera y le pusieron fin a tan larga espera: el cóndor andino regresaba a su hábitat natural.
“Fue un momento muy emocionante. Sumaj nos dedicó un espectáculo increíble: se tomó su tiempo, se aclimató y reconoció su ambiente para luego, volar por el cielo puntano. Fue maravilloso”, detalló el ministro Moleker, quien fue parte de este acontecimiento.
Además, invitó a tomar conciencia sobre la importancia del cuidado de la fauna autóctona. “Es una convocatoria a toda la población. Cuando encuentren una especie en problemas deben dar aviso. Nosotros trabajaremos gustosamente en la recuperación y devolución a su ambiente natural”, señaló.
Por su parte, Jorge Heider, jefe del Programa Biodiversidad, indicó: “En lo ambiental, está probado que uno puede hacer muchas acciones, tanto en lo individual como en lo colectivo. La realidad es que si no hay una interacción continua entre todas las partes, esto no funciona”.
A su vez, se refirió a la importancia de concientizar a los más pequeños en el cuidado de la biodiversidad. “Con los niños esto es mucho más lindo. La impronta que queda en ellos es perdurable en el tiempo. Eso es lo que necesitamos, que sean ellos quienes repliquen la necesidad de cuidar el medio ambiente, no solamente con este caso, sino con todas las especies que los hombres estamos poniendo en peligro de extinción”, reflexionó el funcionario.
Un trabajo en equipo
Con los ojos llenos de lágrimas, Rocío Dattero, voluntaria de la Fundación Bioandina de Buenos Aires, compartió su emoción tras el vuelo de Sumaj: “Es mi primera liberación y campaña, por lo que fue muy emocionante. Se hizo rogar, pero salió, mostró sus alas y, finalmente, voló”.
Sobre el trabajo impulsado desde la Fundación, valoró: “Somos un gran equipo, comprometido con lo que hacemos. Ante cualquier situación de estas características, vale la pena el esfuerzo, sea un año o dos semanas”. Y concluyó: “Ver a tanta gente en este tipo de acontecimientos nos motiva mucho para seguir educando y haciendo esto que tanto nos gusta”.
Fuente: Agencia San Luis